Eran casi las 7 de la tarde, pocas eran las personas que pasaban por aquel lugar, las escaleras a esas horas estaban prácticamente solitarias en todo momento, era un sitió perfecto para pasar un rato de tranquilidad, sin tener que soportar a esas chicas malcriadas que había en el colegio.
Vistiendo el uniforme, se quedo sentada en el lugar, teniendo en manos uno de sus libros favoritos, que, a pesar de ser escrito por un muggle, era interesante, el libro tenia el nombre de "el diario de la condesa sangrienta", para ella era como un lindo cuento antes de dormir, claro, solo para ella, para la otra no.
Después de un rato de estar leyendo, cerro su libro colocandolo sobre sus piernas, mientras que se recargaba en una pared, estaba aburrida, no había mucho que hacer, no podía salir si no hasta que anocheciera, para que nadie se diera cuenta, ademas de que, la noche siempre la había gustado para dar caminatas.